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11 jun 2016

Una pasteleria en Tokio

Portada-Pasteleria-Tokio
Título original: An (Sweet Red Bean Paste)
Duración: 113 min.
Estreno: 2015
Categoría: Drama
Director: Naomi Kawase
Reparto: Kirin Kiki, Masatoshi Nagase, Kyrana Uchida
Sentaro tiene una pequeña pastelería en Tokio en la que sirve dorayakis (pastelitos rellenos de una salsa llamada "an"). Cuando una simpática anciana se ofrece a ayudarle, él accede de mala gana, pero ella le demuestra que tiene un don especial para hacer "an". Gracias a su receta secreta, el pequeño negocio comienza a prosperar. Con el paso del tiempo, Sentaro y la anciana abrirán sus corazones para confiarse sus viejas heridas.

Opinión personal:

Menuda llorera me he llevado con la película... Me ha encantado, triste y melancólica pero también llena de esperanza.

La película cuenta la historia de tres personas de tres generaciones diferentes con problemas diferentes. Sentaro, que es un hombre triste y amargado que es el encargado de una tienda de dorayakis. A la tienda acude de forma asidua una joven llamada Wakana, bastante solitaria y melancólica. Un día, acude una señora mayor, llamada Tokue, que le cambia la vida a ambos personajes, así como éstos se la cambian a ella.

Tokue tiene lepra y a causa de ello lleva "encerrada" en un sanatorio desde que era una adolescente. Debido a las actuales leyes ya no están encerrados de por vida en un sitio, pero sus vidas si están terriblemente condicionadas, principalmente por el temor que produce la visión de la enfermedad y las consecuencias que esto tiene en la sociedad actual, creando cierto rechazo y autoaislamiento de las personas que padecen la enfermedad.

Sin embargo, Tokue no es una persona triste. Ella ha aprendido a ver lo hermoso de todo lo que nos rodea, la luz del sol, los arboles en flor, la brisa del viento susurrando entre las hojas de los árboles, el trinar de los pájaros,...

Después de varios intentos, por fin convence a Sentaro para que la contrate en su tienda y le permita hacer su salsa especial de judías rojas para el relleno de los dorayakis. El proceso, que al principio a Sentaro le resulta largo, aburrido y complejo, no es más que el reflejo de una filosofía de vida que Tokue intenta transmitirle: ser consciente de todo lo que nos rodea, escuchar a nuestro alrededor... imaginar toda la historia que las judías podrían contarnos si pudiesen hablar... el tiempo que les hizo cuando estaban aún sin recoger en las ramas, si soportaron tormentas o frío, el largo camino que tuvieron que recorrer para llegar a nosotros, el tiempo que necesitan para "conocer" al azúcar antes de poder comenzar a cocerlas. Resulta muy poético escuchar la historia de Tokue, pues aunque tiene historias tristes que contar, no las cuenta desde la amargura o el rencor, sino siempre de una forma un tanto agridulce con un toque de esperanza.

Por su parte, Wakana, no tiene una relación demasiado buena con la persona que cuida de ella. (No me quedó claro si es su madre, su tía o algún tipo de tutora). Es una chica algo retraída pero sensible a los demás y conecta muy pronto con Tokue.

Muy pronto se crea un vínculo entre los tres, pero cuando el rumor de la enfermedad de Tokue se hace conocido, la gente deja de acudir a la pastelería y Tokue tiene que abandonar la tienda.

A partir de este punto comienza el desenlace, que no contaré para no destrozar la historia. Sin embargo, resulta algo predecible. Aún así, dentro de ese estilo austero y contenido de muchas películas orientales, hay tantas emociones reprimidas que es imposible no emocionarse. Yo, al menos, he llorado a moco tendido durante los últimos 10 minutos de película.

Me gustó mucho una de las últimas frases de Tokue:
"No importa en qué nos convirtamos, no hace falta ser alguien en la vida, cada uno de nosotros le da sentido a la vida de los demás"
Puntuación:

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